Crítica de la película Vaya par de polis por William Munny

Kevin Smith ha ido perdiendo fuelle en cuanto a su fama fílmica y ganándolo en taquilla. Por un lado se ha acostumbrado a limitarse a lo suyo pero cada vez con menos nivel, con menos irreverencia o al menos con menos dosis de ella. Es consciente y sin embargo, en lugar de tratar de pelearse por lo imposible, se limita  seguir ofreciendo su nombre con historias de público concreto, ligero, que meramente busca reírse en un cine de palomitas.

En esta ocasión parece que juega a la eterna ley de policías, uno el duro y el otro el gracioso, con los que lidiar en los minutos hilarantes, pero no de gracia sencilla, sino de gracia rebuscada e incluso incómoda, aunque no sea mi estilo, aunque no me termine de molestar, aunque no me gane del todo. Mi nota ha de ser un castigo y no muy lejos de lo que ofrece pese a tener ese tono siempre de personalidad propia que al menos hace que lo valores algo más.

No creo ni que Bruce Willis (Los sustitutos) ni que Tracy Morgan (Pequeño pero matón) pasen por sus mejores momentos en cine y televisión, y esto es algo con lo que subsistir más. Eso veremos, el esterotipo de Willis a lo brulón y el gracioso de turno de color a su lado, recuerda pero no llega, atrae pero no nos atrapa, malas horas para Kevin Smith y eso que lo intenta, véase sino ¿Hacemos una porno?.