Crítica de la película Santos por Iñaki Ortiz

Hay muchas cosas que el cine español tiene que aprender aún del cine americano. Me temo que esta no es una de ellas. Mientras Nacho Vigalondo investigaba hace poco la ciencia ficción más milimétrica con sus Cronocrímenes, Nicolás López la aborda desde la óptica del fácil consumo y el marketing de la pose friki. Una comedia fácil que sería la versión barata y kitsch de películas como Hancock, mezclado con el concepto de entretenimiento importado del peor cine yankie con su chico marginado enamorado de la belleza de turno.

El director de Promedio Rojo tiene como referentes a gente como Robert Rodriguez y Kevin Smith, lo que nos da cierta idea de por donde respira. El problema es que seguramente, tiene de ellos más bien la actitud y no el talento. Una parodia de director friki que se vende así, con su interés por los superhéroes y los comics, como abanderado de todo un estereotipo que hace tiempo que está perfectamente asumido por el mercado.

El cine español aún debe hacer muchos progresos en un género en el que está muy retrasado respecto a otros países y especialmente a EEUU, pero la ventaja es que podemos ver los errores de los americanos para no cometerlos aquí. Este no es el caso. Veremos lo malo de las producciones americanas y nada de lo bueno. Esta producción, con mucho anzuelo para el espectador y con un reparto tan vistoso como es tener a Leonardo Sbaraglia y la exuberante Elsa Pataky (y su castillo para el papel cuché) tendrá mucho más repercusión -ya la está teniendo en su paso por Sitges - que obras mucho más interesantes como Tres días.

Este no es el camino.