Sorprende que nos llegue ahora esta película, que tanto revuelo levantó en su momento. Se trata de la adaptación de una novela de Michael Chabon que cuenta con no poco prestigio en ámbito angloparlante. Se preparó como un producto independiente muy poco independiente, todo bien cocinadito a fuego lento para arrasar en escenarios como Sundance.
Hasta aquí la película nos suena: El falso y prefabricado cine independiente es más que conocido, e incluso hemos de aceptar que más allá de sus pretensiones reales de vez en cuando incluso sí puede regalarnos alguna que otra película realment estimable. Y muchos querían ver eso en estos Misterios de Pittsburgh.
Pero no ha sido así. En Sundance no pasó lo que se esperaba que pasase, el runrún que impulsaba el proyecto se fue congelando y su estreno ya se fue retrasando en EE.UU. en una proporción equiparable, quizá, al indecente retraso de años (¡esta película es de 2008!) con que se estrena en España.
El material argumental original no deja de tener su gracia (aunque en el fondo apeste a indie de pretencioso pseudo-humanismo falsamente "intrascedental") y tienen a Sienna Miller, Nick Nolte o Mena Suvari, intérpretes habituales de ese "otro" cine americano y que casi siempre cumplen. Pero se ha quedado en el camino en todos sus objetivos.
Como película. Y como producto.