Crítica de la película De tu ventana a la mía por William Munny

De tu ventana a la mía es una película indisolublemente asociada a una mujer  potenciadora y conocedora del amor en formato poético y bello. Sus versos constantes, sus detalles y transiciones, sus mujeres y anhelos, son en todo momento un esfuerzo por y para la vida, la esperanza y la fuerza desbordante del sentir. Y aunque todo esto suceda en toda la película no es aburrido, no es pesado, no es repetitivo, simplemente encandila.

Quizás demasiado purista en el sentido técnico, tan pesadamente basada en la belleza de las imágenes y sus encuadres abotonados con muchísimos planos de detalle a agradecer, quizás demasiado fiel a sí misma como para no ser comercial nunca, que puede que mucho público se acabe cansando a mitad de película en post de algún resultado más matemático de la trama, es su único pero, en minúscula.

Dulce, cautivadora, trabajada y amada, con mensaje claramente planificado y rebuscado en un disfraz que a todos nos cuesta poco reconocer en nuestras entrañas, posee la fuerza de la carne en muchas escenas, la candidez del amor, las fases del pensamiento que se agrieta a lomos de una mujer muy bien situada en el mosaico de Paula Ortiz, debutante y acertada.

Con personalidad propia cabe destacar su facilidad para contar a su manera, entremezclando cátedra y estudio con sencillez y vocación, hipnotizante, con embrujos de magia blanca logra cortejar al espectador con tres actrices que son la extensión del tono general. Maribel Verdú con fuerza y fibra, Luisa Gavasa con templanza y gesto y Leticia Dolera, especialmente ella con el don de la evolución del personaje, derrotado, sumiso, creyente, abotargado y feliz, un todo en uno muy plausible.