Con mucha fuerza nos viene el documental A ciegas. Y es que tras pasar por festivales tales como el de Toronto, Berlín y habiendo estado en Japón por poner un ejemplo, ha recorrido casi todos los puntos del planeta con gran aceptación por parte del público. Ahora nos toca a nosotros.
Quizás no cuente con un factor que el público en general muchas veces no tiene. La paciencia. Sobretodo para aquellos que prueban con este género y no quieren meterse demasiado en un fango demasiado profundo. La directora del documental es Lucy Walker y como bien he comentado antes viene cosechando buenos resultados y aplausos varios. Si en Paisajes Transformados lo que veía bien claro era un documental del concepto, en esta ocasión también lo veo pero no como la base para un análisis más profundo ni para la crítica. Todo lo contrario. Una cinta que nos lleva donde el valor humano no tiene límites. El espíritu y la supervivencia de los también aptos. Del reconocimiento. Tiene toda la pinta de tener algun que otro as guardado bajo la manga. LLena de sorpresas. Y pertenece al documental actual que utiliza al medio, a lo natural, la inmensidad que nos rodea como un personaje más, que complementa al individuo y que juntos forman un mismo ser. La existencia.
El punto débil de la cinta quizás pueda estar en la rutina visual. Si queremos que la fotografía más estricta se adapte fielmente a la gran pantalla y cuyo resultado sea un documental convencional lleno de fuerza visual. O de lo contrario, utilizar al medio como un personaje más, saliendo de su entorno, siendo parte de su realidad y no el protagonista. Bienvenida sea esta corriente de documentales fuera de lo habitual, enemigos de la tradicional exposición de imágenes y amigos de la técnica, de lo sencillo, abstracto, metafórico, filosófico, actual y humano.
La veremos con los ojos muy abiertos. No hace falta ver para creer, por eso, me la creo.
La veremos más que nunca, con los ojos abiertos.