Parece que esta versión, o el otro lado de la moneda, es mejor que su primera, esquiva parte que tan sólo se conformaba con cuatro chicos sin seguir más completo el film. Puede que la razón sea que esta vez sí se entre de lleno en la vida de esos japoneses al otro lado de los poyectiles. Puede que con la excusa de hacer un favor en cuanto a grabar en la isla, el director se haya visto obligado a hacerla mucho más grade y hermosa.
Desde luego que me espero un gran film, lo atesora la confianza y el saber de un director como Clint Eastwood, pero no el típico film en forma y manera como él acostumbra, dejar pensar y provocar las conclusiones en un público. Lo que me espero es una excelente película de poder bélico, de buena representación histórica pero además mucha más palabra sentida y obligada por el carácter de guerra de aquel país lejano en aquella época.
Por decirlo de alguna manera me espero un film mucho más sentimental, mucho más lagrimón y duro en cuanto a la muestra de las personas y no tanto de la situación, entre otras cosas porque allí, y en ese momento, no sucederían estratagemas tan liantes como la de la famosita bandera. Al fin y al cabo yo lo prefiero así.