Crítica de la película Vicky Cristina Barcelona por William Munny

Vicky y Cristina en Oviedo


3/5
11/01/2009

Crítica de Vicky Cristina Barcelona
por William Munny



Carátula de la película La película como parecía ser, no vale demasiado, tiene esos puntos medianamente decentes que siempre Woody Allen demuestra en pantalla más desde la palabra que de la reconocible colocación de la cámara, pero fuera de eso, y de tres guapas y un guapo en pantalla, tampoco es para emocionarnos. Lo que ocurre es que visto de tan cerca, parece aún más ramplón y caído en barrena, este todopoderoso pero ya cansado de pensamiento, al que se le han olvidado películas de menos casta social y hace tiempo que no abandona a los artistas adinerados, y burgueses de clase soberanamente soberana para plantear sus estudias antropológicos. Sé que es una excusa para tribializar sobre las derrotas humanas, pero empiezo a cansarme de que ni siquiera en Barcelona se atreva a bajar el caché.

El homenaje a la ciudad de Oviedo, a la que llegó a catalogar de "muy peatonalizada" al dar las gracias por el Premio Príncipe de Asturias, no es más que un guiño lento con excusa incluída en la película para forzar al máximo a unos personajes que no tienen mucho que decirse, sino que presumirse, como los normales personajes del director, pero en esta ocasión rodeados de un glamour visual que no necesita la historia. Barcelona es un lugar donde ponerlos a todos guapos, donde hacernos pensar en las cosas sexuales, pasado de tiempo y forma, como si los tríos fueran cosas del hoy y no tanto del ayer. La crítica a su sociedad es también una crítica a la nuestra, con unos personajes, lanzados, agresivos y volátiles, pero que se escapan a la cintura actual del perseverante filósofo vividor de nuestros días. Vas retrasado.

Así, ni la narración es sorprendente, es más, viene dada sola, meterlos a todos en la cama era digno de la campaña de marketing de la película, ni las bases de la crítica o ahondamiento de este film son demasiado firmes, ya que tan solo entra de refilón, como sin pronunciarse demasiado, y dejándolo todo en manos de jóvenes que vuelven al redil después de cuatro juguetones requiebros. Quizás allí es verosímil y exótico, pero aquí sabe a poco, y demasiado fingido.

Por hacer un repaso a los actores, Penélope Cruz está soberbia, Javier Bardem muy profesional, Scarlett Johansson sustituible una vez más y Rebecca Hall muy resuelta. Si fueran todos menos bellos, si el humor no tuviera tanta fuerza de consentimiento y las escenas tuviesen más silencios el director habría tenido ganas de hacerla con ganas.




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Vicky Cristina Barcelona en festivales: Festival de Cannes 2008 , Festival de San Sebastián 2008




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