Olaf Ittenbach es un personaje que no vive del cine ni vivirá jamás de él. Es un director sin talento que consiguió algo de atención con una prometedora primera obra de gore sin sentido llamada Premutos y que ahora graba en video diálogos en su casa poniendo a su mujer de protagonista. Cinematográficamente la película no existe. Estaría bien que fuera una de esas películas de bajo presupuesto que tiene que ingeniárselas para poder filmar ciertas escenas., pero no lo es. Ittenbach soluciona éste problema rodando sólo dos tipos de escenas: o diálogos de plano y contraplano, o escenas de gore bastante baratas.
Ha sido como ver el video de las vacaciones de un colega, pero sin la gracia de conocer a los protagonistas. Gracias a Dios ésta película no aspira a conseguir ningún tipo de distribución en ningún país.
Resulta especialmente gracioso cómo se lanza a hacer un cameo en su propia película. Quizá sea lo más cinematográfico de la misma y lo más cerca que pueda llegar a estar jamás de Hitchcock o cualquier otro ...