Pues sí, todo huele ligeramente a viejo, a rancio. Hasta el cartel, que tanto recuerda al de Ninette (pero con más color), film de Garci que ya también olía a viejo.
Dolores Payás es una directora de cine -casi podríamos decir de cine catalán- con varios títulos a sus espaldas. Sin embargo, llevaba sin dirigir desde 1998. Nada menos.
Victoria Abril tampoco necesita presentación, representa perfectamente un cine español muy concreto, que bien conocemos, con varios títulos reseñables en su filmografía (ha trabajado con grandes como Almodóvar o brillantes nuevos nombres como Díaz Yanes) pero también tiene mucha porquería en el currículo. Es innegable.
El género y la temática, juntos, nos remiten de nuevo a ese mismo tipo de cine: comedia y sexo. Payás insiste en que quiere hablar del sexo en la madurez. Pero mucho me temo que acabaremos recurriendo a los mismos métodos, las mismas formas, los mismos gestos, para acabar volviendo a eso tantas veces visto, solo que con 20 años más.
Un olor que conocemos.