He salido entusiasmado del cine. Esos personajes aguantándose la mirada con cara de órdago, esa acción seca y eficaz, esa dirección cámara en mano, esa sobriedad general y esa elección de planos... ¡en algunos casos brutal!
La película, claramente dividida en tres partes, tiene un ritmo extraño y difícil (para una película de acción) que hace que un gran sector del público pierda el interés a mitad de película. Y es que, tras comenzar con una buena sesión de tiros y lanchas por aquí y por allá, el desarrollo central de la película gira entorno a Sonny Crocket y su relación con la esposa del nacotraficante jefe. Sorprendido, a uno le cuesta adaptarse. Si respiras hondo y lo consigues, disfrutas del ambientillo que Mann consigue trasmitir a las mil maravillas. Cuando uno cree que la película no conseguirá mantener su atención sólo a base de ambientillo, ésta entra en su fase final con enormes cantidades de acción y thriller una vez más. Estupendo.
Hay que destacar la banda sonora, con esas canciones que evocan unos años ochenta que nunca existieron, sin las cuales la película no conseguiría sustentarse cuando desaparece la acción.