Excelente factura cinematográfica. Derrocha calidad por los cuatro costados. Más de dos horas de auténtica literatura bélica. El director chino Lu Chuan nos ha conquistado con su película ofreciendo un auténtico recital de buen hacer cinematogáfico. Una fotografía absolutamente generosa con el jugoso blanco y negro, un juego contínuo rico en planos, un sonido conquistador, intensas batallas y un largo etcétera de atributos que City of life and death ha confirmado tener en su primera proyección en el Festival de San Sebastián. Un auténtico retrato de unos acontecimientos que muchos de nosotros no conocíamos pero que forman parte de la historia de la guerra y de la barbarie humana: La batalla de Nanking entre China y Japón. Uno de esos caprichos cinematográficos que nos da la oportunidad de ser testigos de la historia una vez más como sólo el cine saber hacer.
Ya desde la primera secuencia uno nota que lo que va a ver es muy bueno. Esa primera secuencia con cámara en hombro siguiendo al soldado que hace un guiño a la imprescindible Senderos de Gloria de Kubrick o esos francotiradores en lo alto de la iglesia que nos recuerdan a Salvar al soldado Ryan te enganchan y te introduces en ese mundo bajo el efecto de un droga llamada "gran ejecución artística". Luego el éxtasis de los fusiles, cañones, granadas que generan un clima de auténtica esencia de guerra en primera persona. Un inicio muy intenso muy por encima de lo esperado. Tambores japoneses con ritmo cardíaco acelerado. ¡Bravísimo! Hacía tiempo que no disfrutaba de esa manera en los primeros diez minutos de una película.
Era lógico que la película fuera rica en formas y en contenidos. Prueba de ello son los varios puntos de vista que nos ofrece el director: el soldado que termina suicidándose y su historia de amor, el embajador alemán o el diplomático que no se marcha con su mujer o el niño. Todos estos personajes son corresponsales de guerra. Desde un punto de vista más japonés, el retrato de guerra nos ofrece el horror de la guerra con las continuas violaciones, las torturas o la pérdida del norte por parte de los soldados. Tiene un contenido muy real, intenso y auténtico. En los minutos finales podemos disfrutar de la ceremonia de la victoria con una danza espectacular de los soldados japoneses.
En la guerra se intenta vivir, es muy probable que mueras y a veces como el niño, terminas riendo.