Almodóvar fue muy explícito cuando
tituló a su película Volver. Se suponía que volvía a las
raíces primigenias de su cine, ya lejanas, y consiguió gustar con
un producto complaciente que daba al espectador lo que estaba
esperando. En mi opinión, su cine ya estaba en otro lugar y aquello
no fue más que una especie de autoparodia, Almodóvar haciendo lo
que Almodóvar se supone que hace. Ahora es el turno de Tim Burton,
con una gran diferencia: su cine no está ni mucho menos en el mejor
momento. No voy a volver a soltar pestes sobre lo que pienso de la
marca Tim Burton®.
La cuestión es que para contentar a
los fans que puedan estar quedándose por el camino, vuelve a un
proyecto muy personal. Frankenweenie fue uno de sus grandes
cortometrajes, con el que demostró lo que era capaz de hacer y
asentó ya las bases para películas como Ed Wood o Eduardo
Manostijeras, y en general, dejó muy claro cuál era el estilo
Burton, con unas cuantas hazañas visuales muy destacables en aquel
momento. Aquel corto era de imagen real, pero para hacer la versión
larga se ha decantado por otro de sus fuertes, la animación, con los
conocidos personajes ojerosos, mortecinos, góticos. No quiero
imaginar cuantos muñequitos va a vender esta vez.
En teoría, este debería ser un
proyecto personalísimo y un Volver a su mejor cine. Y como la
película de Almodóvar, esta ya está gustando bastante. Y como
aquella, a mí me huele a chamusquina. Para empezar, todo pinta
demasiado a producto de éxito fácil, que es lo que ya viene
haciendo últimamente, pero acentuando sus puntos fuertes para
optimizar el resultado (y no olvidemos que la peli es en 3D). Además,
aquello era un corto de media hora que, visto hoy, ya se hace largo.
Era una historia tonta y facilona, muy al gusto de los ochenta, que
si tenía interés era por el estilo personal de Burton, que por aquel entonces era fresquísimo y muy sorprendente. Tirar con
eso hora y media se me antoja muy tedioso. Y lo visto que está. No
es sólo que el propio director ya haya gastado hasta la última gota
de ese estilo, es que desde aquel corto hasta hoy, cientos de
imitadores ya han aportado su granito de arena.
¿Queréis ver al viejo Tim Burton? Os
recomiendo que os pongáis otra vez Bitelchús en casa.