Crítica de la película 3:19 por Obi-Wan

Si hay que poner un tío bueno en la pantalla para que la gente vaya al cine, pues se pone, sí señor. Personalmente, lejos de alegrarme los ojos, espero que la película valga la pena y que se ahonde en la disyuntiva que proponen, porque un tema así merece la pena tratarlo bien, y no limitarse a enseñar sonrisitas que embelesan a las niñas y no tan niñas.

La apuesta me parece valiente y atrevida. Mis reservas aun así, son inevitables. Miedo me da que al final solo se quiera contar una historia de amor de forma original, que es algo que tendría ya su mérito. Pero espero realmente que se nos muestre algo mas y que salgas del cine planteándote preguntas sobre el destino, ese romántico elemento de la vida en el que queremos creer los soñadores.

Dejando temas metafísicos a parte, vamos a añadir un poco de luz. Es la opera prima de Dany Saadia, escrita y dirigida por él, quien obtuvo un par de premios internacionales con su único corto Génesis 3:19. Si, parece ser que este proyecto sea una prolongación de esa idea que lleva años rondándole la cabeza y eso es algo que me gusta.

En el reparto, como hemos dicho ya, un cuerpo que con las que muchas perderían la cabeza, Miguel Ángel Silvestre, mas conocido quizá como El Duque (porque anda que no se ha hablado de este mozo desde que se estrenó Sin tetas no hay paraíso, que ole los santos reaños del que puso tal título a la serie). Lo hemos podido ver anteriormente en títulos como La distancia o Vida y color. A su lado, una  carita dulce como me gusta definirla, Bárbara Goenaga (Oviedo Express, Los cronocrímenes, La luna en la botella). Félix Gómez (El camino de los ingleses, Las 13 rosas) y Juan Díaz (La dama boba, Anastezsi) son otras rostros conocidos que podremos ver.

Una coproducción de España y Méjico que merece una oportunidad por original. Aunque las interpretaciones no vayan a ser su plato fuerte y tengamos un director novel,  igual sorprende por ser una apuesta diferente a lo que nos tiene acostumbrados nuestro cine. Y tal y como están los tiempos, conmigo gana un pequeño voto de confianza.