El enfant terrible, Leos Carax, vuelve a dirigir en solitario tras 13 años, concretamente, desde Pola X, con la que también estuvo en Cannes, como con esta película, en 1999, el año en que la Palma de Oro fue a parar a La humanidad, de Bruno Dumont, con Premio al mejor director para Pedro Almodóvar por Todo sobre mi madre. Ha llovido mucho.
Leos Carax deslumbró al mundo con Chico conoce chica en 1984, con la que ganó en Cannes el premio de la juventud.
Posteriormente llegaron Mala sangre y Los amantes del Point Neuf, una auténtica maravilla que pude descubrir en un finde precrítico gracias a Rómulo, y que supuso una auténtica pesadilla de producción.
Carax, que en Tokyo! compartió historias con Michel Gondry y Bong Joon-ho, vuelve a la carga tras estar preparando durante mucho tiempo un proyecto inglés con importantes dosis de financiación y que, finalmente, no ha podido cristalizar. Ha decidido, en cambio, volver a Francia y preparar una película de presupuesto mucho más modesto, de apenas 4 millones de euros, y que cuenta con la participación de Dennis Levant, la cantante Kylie Minogue y Eva Mendes.
El hijo pródigo regresa al Cine y regresa a su casa: Cannes. Ahora bien, a la vista de lo que puede deparar la película, con similitudes, tal y como comenta mi compañero Sherlock, con Matadero 5 y, por ende, con La fuente de la vida, quizá podamos estar ante un auténtico desvarío. Carax es un autor en el sentido terrible de la palabra y es capaz de mezclar lo mejor y lo peor en una misma escena. Espero que su talante no vaya hacia lo kitsch, a la vista de las dos actrices principales del film.
Con todo, tener a Carax detrás de la cámara siempre es una buena noticia.