Todo
vuelve, se suele decir, y los 80 no podían ser menos. Los de la
generación X tenemos ya una edad suficiente como para tener
nostalgia del cine que vimos de críos, y eso es un elemento muy
aprovechable a la hora de vender. Stallone ya se ha llevado tajada
resucitando las sagas de Rocky y Rambo, así como haciendo un
desfasado revival de los mamporros musculados con Los
mercenarios.
El 3D, que parecía que iba a desaparecer definitivamente a mediados
de los 80 ha vuelto y piensa quedarse un tiempo considerable. Tenemos
en cartelera las peripecias de un tipo con un amigo extraterrestre
(Paul).
La nostalgia tiene un valor en dólares.
Lo
peor del asunto es que precisamente los 80, aunque fuera nuestra
década, no fue precisamente el mejor momento para la historia del cine. Pasa un
poco como con la frase que definía los tiempos de la dictadura en
Tiovivo
1950 de
Garci:
"No eran los mejores tiempos, pero eran los nuestros". Cine de
palomitas, fácil y dominado por una técnica en su momento cumbre
(los mejores fx anteriores al mundo digital). Y entre todo eso estaba el cine
fantástico de niños para niños, donde Spielberg siempre tenía que
ver, ya sea como director o productor, o simplemente porque su cine
era el que había desatado la moda y el principal modelo. Películas muy bien intencionadas
y que a fuerza de nostalgias, están en el recuerdo de muchos, como
Los
Goonies,
pero que sinceramente, dejaban bastante que desear.
J.J.
Abrams,
que es un tipo bastante listo, y un reciclador nato (que sabe crear
modas con lo que ya estaba inventado tiempo atrás, como si fuera nuevo), no podía dejar
pasar esta oportunidad, y se ha aliado con el viejo rey Midas para
crear una especie de película nostálgica para que los críos y los
papis más jóvenes vayan juntos a disfrutar de las aventuras de estos
chavales. Eso sí, Abrams es un director solvente que dotará de
ritmo y suspense a la película, bastante mejor que algunas
marionetas que usó Spielberg en su día para dirigir.
En
todo caso, el ejercicio de nostalgia no me interesa demasiado.
Imagino que no va a haber un trabajo real de recreación formal, como
podía ser el caso de The
house of the Devil,
perfecta recreación de contenido y forma del terror ochentero.
Tampoco será, como Jacuzzi
al pasado,
una afinada parodia crítica de la nostalgia de los 80. Me temo que
simplemente, se jugará la baza de niños + fantasía + aventura y
que el recuerdo de la infancia de cada cual ponga el resto.