Espero y deseo que productos como éste abandonen la cartelera en la primera semana para dar paso al menos a pelis de dos estrellas incluso de una que tienen sus fieles espectadores que acuden a las salas para gastar sus dineros. Porque si estás depre y no quieres pensar mucho y te apetece pasar un rato que ni siquiera pasará a formar parte de tu vida, ni siquiera ésta es tu peli. Porque para eso está el videoclub, un templo de sabiduría y de entretenimiento según se de la ocasión. Malcom D. Lee (El mejor amigo del novio) es el cabeza de turco de esta "atrevida" (me da la risa) película con actores negros, sus chistes, su chulería, la familia, su tradición, sus normas, sus chicas y un largo etcétera que engloban un estereotipo de largometraje que creía que no se atrevían ya a hacer. Que quede claro que lo de menos es que sean negros. Con blancos hay títulos infumables. Los inventaron ellos, seguro.
Tenemos en el reparto a Martin Lawrence que de lo más seriote que encontramos en su filmografía es Dos policía rebeldes porque todo lo demás es un historial de comedia con alto contenido en basura cinematográfica. Esa época de comedias de este estilo ya terminó hace unos añitos. ¿Para qué más? Y sobretodo, ¿porqué?, ¿porqué? ¿porqué?. No se la recomiendo ni a mi peor enemigo. Hay títulos de sobra para dar y merendar si quieren ir al cine cualquier fin de semana, peor o mejor, pero siempre habrá algo que se ajuste a sus necesidades. Ésto no, desde luego. Si me exijo a mí mismo verla es para poder vomitar todos esos sentimientos que he ido generando a lo largo de la peli.