Crítica de la película Cinco minutos de gloria por Olmo

Hay una canción del grupo escocés Simple Minds que lleva como título Belfast Child. En ella se habla sobre el conflicto irlandés, de cómo un niño de Belfast volverá a cantar cuando todo termine. (When the Belfast child sings again se canta en el estribillo). Me parece una canción que define perfectamente la película Five Minutes of heaven. Es el espíritu que defiende la película. El de la reconciliación y del estado normal de la cosas como el único sueño de mucha gente. Una película que en noventa minutos ha estado por encima de lo esperado, mejorando mis espectativas al respecto. Una perspectiva cinematográfica actualizada. No es una cinta convencional sobre el conflicto norirlandés. Se ha desprendido de los tópicos, tendencias y de la política de una vez por todas. Se ha basado en el respeto. A las víctimas y a la situación, desprendiénsose del morbo.

Desaparen los elementos de siempre. El ejército republicano irlandés es sustituido por la Unidad de Voluntarios del Ulster. La otra cara de la moneda. Analiza conceptos que siempre navegarán en mares distintos a los de la más estricta política bañada de símbolos, himnos e intereses varios: el dolor, la esencia humana, el sufrimiento,la reconciliación, el perdón y la fatiga acumulada. Trata de bajar al sótano de los dos protagonistas e intentar crear una situación de sicoanálisis en la secuencia de los coches. Aunque también se analizan los modos de reconciliación. Frente a la discrección, un modo tradicional, se introducen elementos modernos como los pogramas de televisión.

Un menú muy goloso si se tiene en cuenta que la atmósfera que se respira en la cinta apenas se adentra el conflicto de las calles sino en lo más profundo de la víctima y la del asesino de su conciencia. Toda una parábola sobre la reconciliación y dónde mejor que en Irlanda. Ademas, Belfast deja de ser el centro de atención y el film ofrece otro espacio, la población de Lurgan.

La pareja Liam Neeson-James Nesbitt ha funcionado mejor de lo esperado. Personalmente, me ha gustado más Nesbitt, porque lleva el peso de la historia, porque quizás haga una apuesta por la interpretación más estricta mientras que Neeson de dedica a enriquecer el aspecto interpretativo. Me gusta el inicio del film, esas calles, ese chico que quiere ser alguien, me gusta la segunda parte del film con la errónea reconciliación mediática y me encanta el final de la "lucha final" en esa casa laberinto. Lo redondea con la llamada: "Alistair, hemos terminado", mientras Neeson camina como uno más. Perfecto.

La revolución en el cine de temática del conflicto norirlandés ha llegado. Se respira esencia de conflicto de una manera más humana. Desde The Boxer, nada parecido.