Esta es la clásica película a la que desangro sin piedad en su respectiva precrítica. Lo tiene, realmente, todo. Un argumento típico y ya parodiado cientos y miles de veces. El clásico título estúpido (aunque hay que avisar que el título original es diferente: Talladega Nights), un póster hortera, y un protagonista con pinta de cómico sin gracia.
Pero es precisamente en este último punto en el que me detengo y ma agarro a todo tipo de precauciones. Y es que a Will Ferrell, que sí, que tiene una pinta insoportable, en verdad no le conozco. No he visto ninguna película suya, con lo cual no puedo destriparle sin tener cargo de conciencia (eso a lo que tan pocas veces hago caso).
Sé que el muchacho viene de la tele norteamericana, como gente como Jim Carrey o Mike Myers. De ahí han salido cómicos fabulosos y cómicos horripilantes, así que la pista no es definitiva. Sí lo es el hecho de que Ferrell, en esta peliculilla, participa también en el guión. Así que su estilo estará perfectamente impregnado en el film.
Es decir, que aquellos que ya conozcan al tipejo en cuestión, para bien o para mal, saben perfectamente por donde van los tiros. Yo, desde mi desconocimiento, no me fío nada, pero nada nada.