Los amantes del nuevo género de vida del baile están de enhorabuena. La tercera película de la saga Step up ha llegado y lo hace en 3D, ofreciendo el espectáculo total, el último giro de tuerca para con un tipo de película menor pero muy profesional en cuanto a la calidad de los brincos, piruetas y por supuesto de la chulería de ropaje y gesto.
El director de la segunda entrega, Step Up 2, se atreve con esta nueva entrega. Lo que está claro es que ya no se puede llegar mucho más allá salvo por el espectáculo de moda de las gafas tridimensionales, porque lo que es historia de amor, sonrisitas y bailes cada tiempo medido seguro que lleva en la misma cantidad de dosis que siempre ha llevado este nuevo modelo de negocio taquillero.
Lo mejor es separarse de esta oferta si ni te va ni te viene, porque hasta a los más sencillos de necesidades les va a resultar hasta pedante después del primer asombro espectacular. No puedo más que recordar la próxima llegada del Festival de San Sebastián, al menos allí hay cosas igual de justas que estas pero con mejores intenciones.