No solo los Zaragocistas recuerdan esa frase de ¡Rafa no me jodas!, que dio la vuelta al pais en todos los telediarios, demostrando que los árbitros también se equivocan, y de qué manera. Así que estaba claro que mas tarde o mas temprano este incidente sería aprovechado por alguien para sacar el lado cómico del asunto.
Dirigida por Álvaro Fernández Armero, quien empezó de manera bastante brillante en el cine, ganando un Goya por su primer y único corto, El columpio, y siendo nominado a otro como Mejor director nóvel por Todo es mentira. Pero parece que después se fue desinchando un poco, con trabajos como Nada en la nevera, divertida pero un poco cargante, la decepcionante El arte del morir o El juego de la verdad, interesante comedia sobre las relaciones de pareja, pero que no acababa de despuntar. Esperemos que esta vez si que sepa darle el tono irónico justo y se saque de la manga momentos realmente hilarantes.
El guión corre a cuenta del propio Fernández Armero (escritor de todas sus películas) y de Juan Cavestany, que ha firmado trabajos tan dispares como la tonta comedia El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo o la impactante Guerreros. Veremos que sale de esta pareja, a la que solo le pido entretenimiento.
Pero en el fondo, dejémonos de tonterías. Yo al que tengo ganas de ver es a Guillermo Toledo en ese papel de árbitro, poniendo caras y haciéndome reir a carcajadas. Se que a muchos puede llegar a cargarles, pero a mi con su sola presencia me sale una sonrisilla. Tras El otro lado de la cama, Crimen ferpecto, Días de futbol o Los dos lados de la cama, ha quedado demostrado que la comedia es lo suyo. Su antagonista compañero será Javier Guitierrez, que ha participado en El penalti mas largo del mundo o Un franco, 14 pesetas entre otras.
¿Qué es lo que espero? Nada mas que pasar un buen rato, mas que suficiente. Que se encadenen sin parar los enredos y que no te de tiempo a mirar el reloj. Si lo consiguen, será dinero bien invertido. Prefiero mil veces estas comedias españolas a la mierda que nos traen del otro lado del charco.
A los que vayan al cine buscando profundidad de ideas, totalmente desaconsejable.