Crítica de la película Mucho ruido y pocas nueces por Iñaki Ortiz

Comprendo para qué se hizo esta película. En unas vacaciones, durante la postproducción de Los Vengadores, su director, Joss Whedon decide rodar en su casa, con su mujer como productora y con unos amiguetes como actores - algunos ya han trabajado con él como Nathan Fillion o Clark Gregg. Rodaje en 12 días, aprovechando la luz natural, sin necesidad de vestuarios ni ambientación. Así que coge la Red Epic y al director de fotografía de Pesadilla en la cocina, y a rodar. ¿El guión? Se limita a tomar el texto de Mucho ruido y pocas nueces, sin ningún tipo de adaptación. Supongo que se divirtieron esos días de vacaciones y me parece estupendo. Como digo, comprendo para qué se hizo esta película. Después de rodar una megaproducción como Los Vengadores, donde hasta el más mínimo detalle estaría planificado y calculado, tiene que ser una terapia relajante rodar sin más, y divertirse con los amigos.

Mi pregunta es otra. ¿Para qué tenemos que verla?

La película se presenta como una versión moderna de la obra de Shakespeare. No lo es. No es moderna, pero es que tampoco es versión. Es el mismo texto. No han cambiado ni las referencias a príncipes y espadas. Quizá a Whedon le pareció gracioso el contraste con hombres trajeados y pistolas. Pero es que ni siquiera hay tal contraste, simplemente no encaja. Las imágenes tienen tan poca fuerza (apenas están trabajadas, solo hay un par de momentos algo elaborados) que sucumben completamente al texto, y lo que parece es más bien un ensayo general de la obra, en la que aún no se ha montado el escenario ni se han preparado los trajes. Si la dirección fuera espectacular y chocante, quizá tendría un sentido.

En resumen, que no aporta absolutamente nada al texto ya conocido. Es cierto que asumiendo la tontería de la obra, uno se entretiene con los ingeniosos diálogos, pero para eso, ya teníamos la versión de Branagh, que mal que bien, al menos está trabajada. Es una pena que el guionista que le ha dado una vuelta de tuerca al género de terror con Cabin in the Woods; que ha escrito una de las mejores películas (y serie) de ciencia ficción de los últimos años, Serenity; ahora simplemente aplique el material tal cual. Por cierto, una de las obras de Shakespeare que más adaptación necesita. Pero claro, es complicado, la fuerza del texto está en sus diálogos, y es difícil hacer una versión moderna sin romperlos.

Una cosa es que un director se tome un respiro y haga una obra ligera, y otra que se haga una tontería en su casa y termine en festivales y distribuyéndose por todo el mundo. Conseguido solo con dos valores: los nombres de Shakespeare y de Whedon. Me hubiera interesado más una película sobre como rodaban esta tontería.