Desde luego si las nuevas incorporaciones a la animación van a ser como esta, bienvenidas sean todas. Una película con ritmo, originalidad que no bobadas, y un espíritu de juego narrativo que se anima hasta a engañar al público con maestría a una vez que se divierte.
Sé que las cancioncitas, la mayoría de las veces inevitables, juegan una mala pasada a la atención, pero apartando estas cortas interrupciones de la historia, la película fluye, sorprende y no necesita de imitar para crear vanguardia.
Un pequeño esfuerzo por hacer menos dimensional el dibujo, en casiones parecen tapices y casi un film redondo. Sin necesidad de llevar a los niños al cine, y como la ardilla, tomarse un café.