Poco me parece que se pueda comentar ante esta producto de masas masculinas que tan solo codicia la taquilla tanto como una multisala la venta de palomitas saladas, Esta sensación en el paladar se me quedaría en el supuesto y remoto suceder en el que viera la película. Es lamentable que tal cantidad de dólares se permitan invertir en esta excremental película que además de comercial es estúpida en su concepto y creación.
Me siento además profundamente decepcionado por la aparición en la silla sagrada de un tal Pitof que me encantó en la emprendedora y genial Vidoq y que ahora parece recrearse a sí mismo no dando tiempo a una tercera película para su maduración, aunque qué se puede esperar de un tipo que ha vivido básicamente de los efectos especiales, que en su segunda oportunidad viva de ellos para sacar los cuartos a los grandes de la producción.
Por otro lado con decir Benjamín Bratt o Halle Berry que estaba dispuesto a escuchar tras Monster Ball, me parece digo bastante y el respeto hacia una figura imprescindible para el cine con Michelle Pfeiffer enfundada en plástico cueroso ha sido mancillado.