Una vez más se vuelve a confirmar que en esto de la animación 3D Pixar está a otro nivel. Ya no se trata sólo de lo bien que está hecha la hierba, los movimiento, etc. Más allá de la técnica encontramos el arte, y lo vemos en escenas como la del viejo Hudson preparándose para la vuelta a los viejos tiempos, con esos planos señoriales resplandecientes de su carrocería. Aunque sin dudarlo resaltaría de la película como algo novedoso su juego con la noche y las luces de la ciudad. Las luces de neón, las luces de los faros, del rayo de rayo. La luz por la noche, brillante. Uno puede disfrutar tanto como con el ambiente nocturno de “Lost in traslation”. De maravilla.
Por otro lado las caracterizaciones absolutamente geniales. Desde la fácil pero resultona furgoneta Volkswagen hippie hasta otras más originales como el camión de bomberos miedoso o los tractores-vaca. Los paisajes impecables. Las escenas de masas perfectas. La solidez de los objetos cada vez más conseguida. Esta maravilla de animación hace que uno se olvide de lo francamente malo y mecánico que es el guión. Incluso los más pequeños de la sala deben darse cuenta pronto de por donde nos van a colar la moraleja barata. Volvemos a las historias y los guiones de películas como “Buscando a Nemo” o “Bichos”. Cada día odio más a los compañeros graciosos tontunos y torpecillos. Las escenas, si resultan interesantes es siempre por la calidad de la animación que les da una fuerza y una gracia suficiente. Juegan con que son los mejores en eso y se olvidan de lo demás. Así vamos mal, la animación no lo es todo.