Y se supone que este es nuestro nuevo aventurero de la era modernísima, mal llegado sea puesto que de esas maneras, enfundado en tecnología cazatesoros, un amigote gracioso y capaz de hazañas increíbles con el humor, una flota de empresario medio no se sabe de dónde sale, y una chica a la que salvar que ni pincha ni corta, también capaz de analizar agua en mitad del desierto sin instrumental, y unos malos de los de agárrate que hay curvas pero de lo pésimos que son.
He visto explotar demasiados medios de transporte, residuos químicos por doquier almacenándose en una sala, un malo en plan inspector Gadget, conversaciones de infarto como “prométame que la chica está muerta” y americanismo gratuito sin siquiera un miembro del FBI pululando. Los tuareg parecen una colonia de verano, el acorazado una historia que se sacan de la mana con cañones imperecederos y el tono de la película como un burdo intento de acercarse si quiera a la más mínima película de aventuras.