Decidida a mostrarse hacia delante, sin pausa ni complicidad con el espectador, la película se muestra como es desde la primera frase que se escucha, muestra lo que tiene y no le importa lo que no tiene. Un meritorio trabajo con originalidad, amplitud y un realismo plausible.
Desde el más absoluto desnudo, con muy pocos metros de actuación y algunos respiros en forma de soplidos de naturaleza, el film engancha desde poco, se crece atrapando con simplismo y más tarde va recomensando con variedad en las imágenes y el montaje, correspondiendo a un espectador inquieto pero firme, enganchado a las intenciones del guión.
Mostrando las fases de forma adecuada y sin dramatismos más allá de lo necesario, muestra un ejemplo plausible de una situación encerrada de forma que no oculta ninún detalle ni necesita de elementos externos para hacerse más alegre o ligera.
Con una dosis de sencillez de calidad, la película nos transporta perfectamente, nos envuelve con cuidado y nos suelta con perfección a orillas del personaje acercándonos mucho a su sentir. Bravo.