Después de todo la comedia no es cosa fácil, pero colocar a una belleza como protagonista y colocarla en una exagerada situación de búsqueda de pareja es un tanto tonto y poco recomendable. Siempre se espera algo de esmero en este tipo de cintas para al menos mantener la compostura y dejar caer la sensación de o perder el tiempo, pero, desde luego no creo que sea ni esto.
Cansados de este tipo de intenciones bastante rentables, el espectador espera que estas cintas se queden en manos de los grandes de la industria y que la comedia europea sea algo más. Aunque claro, hablamos de Francia, un terremoto de producciones que al menos superan en este género al resto de sus competidoras dormidas.
Sien embargo no quiero dejarme llevar por el truco y no quiero ver Irene