Una película de zombies siembre es bienvenida por los admiradores del género, entre los que me voy a incluir pero sin demasiado fanatismo. Los trabajos de Danny Boyle y Zack Snyder (28 días después y El amanecer de los muertos respectivamente) han contribuido a mantener vivo el género, sabiendo partir de lo existente para aportar una mirada fresca.
George A. Romero, todos lo conocemos, tiene el mérito del creador del género tal y como lo conocemos hoy, la serie B más barata, las metáforas sociales, etc. Sin embargo, hoy por hoy poco tiene que ofrecernos. Romero está muerto y nada viviente. Se ha quedado atascado en sus formas que ya no pueden sorprender a nadie y no ha sabido evolucionar, ya no digo salirse de su género, sino al menos contribuir a mejorarlo, como están haciendo otros cineastas.
Su anterior incursión en el tema, El diario de los muertos, pretendía una vuelta de tuerca a tono con las nuevas tendencias, usando el video, la cámara como personaje, etc. Lo que Balagueró bordaría en la genial REC, película que apareció más o menos al tiempo. Sin embargo, Romero fracasaba estrepitosamente al utilizar unos recursos con los que no se encontraba cómodo. Los objetivos se diluían, tropezaba continuamente al intentar recrear aspectos tecnológicos (TV, internet) que todos tenemos demasiado presentes, quizá más que él, y finalmente más de lo mismo. No supo usar unas herramientas demasiado nuevas para él.
E insiste. Y es normal, en el festival de Venecia lo seleccionan en sección oficial a concurso. Mucho me temo que es una elección que se debe únicamente a un nombre mitificado. Al menos, parece que con esta nueva película no va a pretender moverse por terrenos que desconoce, lo va a simplificar y quizá consiga un producto divertido. Pero, ¿y qué más da si nos la perdemos? Basta ya de respetos reverenciales. Balagueró también coincide este año, está en Venecia, lástima que no crea en esa secuela.