Es curioso lo bien recibidas que suelen ser en los festivales las películas que tratan temas como la soledad, la rutina, el miedo a los cambios y demás problemas del ser humano más frágil; y lo mal que se venden en los cines comerciales.
Parque vía se ha visto en la sección Horizontes Latinos del festival de San Sebastián, y ha sido multipremiada en otros festivales, como en Locarno donde se llevó el FIPRESCI. Aquí habrá dos partes, por un lado la película estará realizada con cierta calidad y buen hacer, y por otra, su cebo festivalero acerca de la soledad del hombre le habrá abierto camino. Así que no considero que este cierto éxito en el circuito de festivales deba ser un referente a la hora de prejuzgar la película.
El mejicano Enrique Rivero se estrena con esta película y temo que haya caído en todos los malos hábitos de quienes se inician en esto del cine independiente (el independiente de verdad, no hablo del nuevo cine independiente comercial). Habrá hecho de la pausa su bandera, contará con muy pocos personajes que se definirán reiterativamente mucho más allá de lo que el espectador medio necesita, rellenará espacios y tiempos con soledad y silencios. Pero sobre todo, y esto es lo peor, habrá rodado una película sin la garra del primerizo, un cine que ya se ha hecho y se ha visto en festivales, más allá de lo que una premisa medianamente original pueda ofrecer.
Citaré dos ejemplos bien distintos de películas que nos cuentan directa o indirectamente lo difícil que nos es, a veces, conseguir escapar de la rutina o si acaso intentarlo: Cadena perpetua y Revolutionary Road. Dos obras que no necesitan ser aburridas ni repetitivas, y que aportan otros muchos puntos más de interés. Aunque estas se venden peor en festivales.