Pedro Almodóvar gusta en Francia. Le cuidan, le miman. Siempre se queja de no ser tan aplaudido y valorado en su propio país como en tierra vecina. Pero, una tras otra, cada vez que pisa Cannes en Sección a concurso, se tiene que volver de mala leche.
Bien es cierto que, en su momento, se llevó al menos el premio a Mejor Director, pero el premio gordo del certamen galo se le resiste. Este año, para colmo, él no quería entrar a Secci&oacut...
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