Hay millones de razones para que no guste el agente inmobiliario Oren Little (Michael Douglas), y eso es precisamente lo que él quiere.
Deliberadamente ofensivo con cualquiera que se cruza en su camino, lo único que quiere es vender una casa más y retirarse en paz. Su mujer, Sara Beth, falleció hace años, así que mientras espera su gran oportunidad inmobiliaria, está pasando el tiempo en el edificio del que es dueño, rodeado de vecinos que han formado una comunidad cercana y unida, de la cual huye cuando no les está ladrando por los ruidos de los niños o aguantando quejas por ocupar demasiado espacio de parking con su clásico Mercedes Benz descapotable.