Siglo XVIII. Nacida en una familia burguesa, Suzanne (Pauline Etienne) es una joven brillante y hermosa. Su mundo se desmorona cuando sus padres la envían a un convento para convertirse en monja. Allí se dará de bruces con la dura jerarquía que domina todos los aspectos de su nueva vida: las madres superioras juzgan con dureza las dudas y la rebeldía de Suzanne.
El reemplazo de una de las madres superioras será el principal motivo de sufrimiento de Suzanne. La predecesora había sido la única hasta el momento en mostrarle consuelo y comprensión. Tras su muerte, las represalias por su comportamiento no se hacen esperar. Su pasión, fuerza y convicción la ayudan a superar los continuos acosos y vejaciones a las que el resto de sus compañeras y madres superiores (Isabelle Huppert y Louise Bourgoin) la someten continuamente. El sueño de libertad y una vida más allá de los muros empujan a Suzanne a perseguir fervientemente su objetivo de escapar del lugar.