La mujer del viejo Tomás ha muerto, pero a él no le dejan enterrar el cadáver porque la familia de la difunta reclama el cuerpo en París. Tomás decide entonces robar el cuerpo para poder enterrarlo en Quatretondeta, un pequeño pueblo del interior alicantino, como le había prometido a su esposa. Sin embargo, el anciano no recuerda el camino para llegar hasta allí y se pierde. Es entonces cuando empieza una disparatada persecución en plenas fiestas de la comarca, en la que Tomás, junto a unos compañeros de aventuras un tanto peculiares como Genovés e Iñaki, lucharán por un mismo objetivo: el cadáver.