Alex era un tipo divertido y risueño, que hacía gracia a todo el mundo, precisamente en un mundo especialmente serio, el de los años 90. Hacían falta chicos así, libertinos pero listos, con alegría pero sin ser gamberros tocapelotas y él representaba y gustaba a una generación que disfrutaba de sus películas atrevidas y sacadas de la onda del cine español sin dinero.
Acción mutante, El día de la bestia, Perdita Durango, Muertos de risa o La comunidad gustaban y hacían despuntar a un director que ya no solo gustaba a los más jóvenes a cuyos tenía en el bolsillo sino que también a los mayores, esos que pagan su entrada y que interesan a los productores con contactos e ideas de futuro.
Alex fue creciendo, fue haciéndose con buena prensa, se mostraba más comedido porque los balances así se lo aconsejaban pero a la vez seguía siendo un rebelde con causa, que era lo políticamente correcto. En la década de internet él seguía haciéndose un hueco entre los directores más destacados del cine español en crisis clara.
800 balas, Crimen ferpecto, La habitación del niño, Los crímenes de Oxford se mostraron como películas menos peleonas y más distribuibles, todo iba bien, pero eso no era suficiente, porque cuando te ríen las gracias porque realmente eres gracioso, cuando te escuchan porque lo que dices es realmente al menos coherente, te quedas solo en un lugar de pandereta como este y de repente estás solo como el tuerto en el país de los ciegos.
Alex ya es alguien y se quita las camisetas para ponerse camisas, esos tiempos ya han pasado, y es normal, no pasa nada, pero no se quita la coraza de Don Quijote y se lía la manta entrando en un mundo al que no se le puede hacer daño ni con buenas películas, ni con libros de caballería ni con diálogo. Pero Alex persevera y lo intenta, Alex decide ser el que se encarga de limpiar el templo a latigazos pero sólo le han dado una cuerda raída para fustigar. Él acepta porque cree.
Balada triste de trompeta es un fiel reflejo de su momento, porque Alex se pelea por todos lados y ve que el mundo ya ha cambiado es, el de la década del 2010, un lugar en donde la lógica y el entendimientos entre los represores de un sistema que se rompe, el de ganancias y ganancias con la propiedad intelectual actúa de manera reaccionaria entre aquellos que revolucionan con un arma poderosa y sin posibilidad de detener, internet. Alex se deprime, Alex comienza a escuchar a Sancho Panza.
Sinde es un ejemplo de cine español al cual se puede comprar con proyectos financiados y puestos en el ministerio, con ventajas y distribución asegurada y Alex de la Iglesia uno de los primeros con talento e inventiva que se han ganado a pulso su sitio y que creen en su profesión de verdad y no sólo creen en los rendimientos de cada film como muchos otros. Alex no se ha rendido, pero sabe que va a ganar al gigante y se retira a descansar porque se lo merece, porque lo ha intentado y eso es algo y todos deberíamos respetarlo, y así lo hago.
Alex ha abierto camino a otros que son imparables, talentos de nuestro cine que encuentran otros caminos para venderlo y poder seguir haciéndolo siempre en una comunidad negocio y arte que tiene que existir, guste o no, mientras exista el actual sistema de vida que llevamos. Alex ha caído pero otros muchos le seguirán por detrás con fuerzas renovadas, porque el problema más a seguir ahí, ese problema que nuestro gobierno y la oposición mayoritaria no ha querido coger por los cuernos como la pandilla de cobardes que son.
Es cínico pensar que hombres buenos caigan mientras se venden DVDs de películas de renombre por 0,50 euros mientras se nos vende que es muy caro todo. Con la verdura pasa igual pero la verdura no se puede comer en una pantalla de ordenador, así que los distribuidores siguen colapsando el mercado con sus abusivos precios mientras el agricultor cobra una mierda. El símil me parece elegante.
Se vende ya en este país el arte por internet a precios muy razonables, pero no se quiere contar. Plataformas on-line muy interesantes y ricas nos ofrecen pero no nos lo quieren enseñar. En una época en la que más cine y cine bueno se está viendo gracias a la gente que puede compartir sus películas, consumidas en televisión o compradas en una tienda, es cínico pensar que es imposible resolver esto. Prohibir el paseo de megas no va a hacer que vayamos más al cine sino que veamos menos películas, prohibir una descarga no va a hacer que compremos más DVDs sino que las empresas de telefonía se vayan a pique por sus abusivos precios sólo rentables por el bien de poder compartir intelectualidad con otros muchos compañeros de la red dispuestos a hacerlo.
Seguir vendiendo motos pensando que somos estúpidos sólo hace que actuemos con mayor arrogancia con quienes quieren gobernar lo ingobernable, con quiénes nos mean en la cara y ni siquiera se molestan en decirnos que está lloviendo. Mientras, Alex tiene que marchar a descansar, pero eso no es malo, eso es ser coherente, eso es ser sincero, eso es reconocer que lo has intentado, y ahora que venga otro y luego otro y luego otro, que al final se vencerá en esta carerra de mentiras e intereses.
Descansa Alex, que te espero en tu próxima película de nombre La chispa de la vida o como quieras que se llame, que te iré a ver o a descargar cuando legalmente sea posible compartir con alguien tu arte.