Nicolas Cage ha llegado al paroxismo con Teniente corrupto. Se veía venir, pero Cage ha conseguido llevarlo mucho más allá. Toda la prensa desplazada al Festival de Venecia, donde se ha pasado hoy el film, ha aplaudido a rabiar el trabajo del actor, en un gesto de entrega y puro cachondeo, después de que consiguiese que el pase de la decepcionante película de Herzog se convirtiese en toda una hilarante comedia.
Así, donde Harvey Keitel ofrecía en el original de Abel Ferrara toda un trabajo oscuro, obtuso e intenso, Cage ha optado por un interminable catálogo de tics, gestos extravagantes, gritos, gestualidad desbordante y un repetitivo afán por castañetear, temblequear y apretar con fuerza la mandíbula.
Tanto es así, que en las primeras críticas que ya pueden leerse, encontramos por ejemplo la siguiente frase de Oti Rodríguez Marchante (ABC): “Tal vez no gane el premio de interpretación, pero se merece, sin duda, un collarín y una visita gratis al dentista”.
En cualquier caso, a Cage nadie le quita el cerrado aplauso (por mucha recoña que arrastre el mismo) con el que se le ha recibido tras el pase de la película. Menos contento estará Herzog, cuyo trabajo al frente de este remake ha sido tildado de decepcionante y "convencional".
Han gustado más las otras dos cintas a concurso: Prince of Tears (que ha gustado pero sin entusiasmar) y Lourdes, que sí se ha llevado un aplauso más sincero de la prensa.