Fue Jackie Treehorn, siempre se le recordará por ello, el peculiarísimo magnate de la pornografía de la peculiarísima El gran Lebowski. Qué personaje, qué película. Fue Treehorn pero fue, también, muchos más. Y fue, asimismo, premio Donostia, en 2005.
Le recuerdo ahora, así a vuelapluma, en Anatomía de un asesinato. O también en uno de los segmentos más disfrutables de Paris je t'aime, donde en apenas cinco minutos él y Gena Rowlands daban una auténtica masterclass. Le recuerdo en Dogville, en La trama, en Happiness, en Noche de estreno. Otros le recuerdan por un muy cacareado romance -dicen- con Audrey Hepburn en sus tiempos mozos.
Ahora, ha fallecido a los 81 años. El culpable, esa plaga de nuestros días, el cáncer. Descanse en paz.