Algunos títulos interesantes en la recta final del Festival de Derechos Humanos de San Sebastián. A falta de asistir a la clausura. El premio del público ha sido para Bring the Sun Home.
Bring the Sun Home es un documental sencillo. Dura poco más de una hora y fue hecho por encargo de Enel Green Power, para dar a conocer el trabajo del Barefoot College. Y sin embargo, ha ganado el premio del público. Esta institución se dedica a reclutar a mujeres, a poder ser, abuelas, de lugares pobres de todo el mundo, donde no hay electricidad, y adiestrarlas como ingenieras solares. El documental es muy sencillo, humilde como sus protagonistas. Pero la historia que cuenta es sorprendente e inspiradora. Va directo al grano, sin adornos, a contar la historia que sabe que interesa. Echo en falta un poco más de profundidad para saber algo más de los detalles del proyecto, aunque quizá para eso, para saber más -también para colaborar- te dan al final de la película la dirección de la página web del proyecto. Es, en todo caso, un proyecto lleno de buenas intenciones. La película en sí, la organización y hasta el patrocinio de Enel Green Power, que según nos dijo el director, solo pusieron una exigencia: que la historia se centrara en mujeres de latinoamérica. Viendo el arrojo de estas mujeres que, sin saber una palabra de inglés, reciben 6 meses de clases de electrónica en la India, uno sale con una buena sensación. No me parece extraño que haya ganado.
No era, cualquier caso, mi favorita. Estaría entre We come as friends, de la que ya os hablé y Drone. Esta última está de actualidad por la muerte de dos rehenes americanos por error. Lo que vemos en la película es que esto no es una excepción. El criterio de selección de objetivos, en teoría terroristas, es bastante deficiente. Y en el mejor de los casos, es decir, si verdaderamente el objetivo es el deseado, estamos hablando de un asesinato sin juicio en un país extranjero. Estas y otras tropelías quedan reflejadas en la película, lo cuál es de agradecer, pues es un tema del que apenas tenemos noticias, salvo como ha ocurrido esta semana, que sea por víctimas americanas. Lejos de ser hechos aislados, estos ataques son muy habituales, según nos contaron en el coloquio posterior. En la era Obama se han producido ya unos 5000 muertos. El documental tiene un buen ritmo y es bastante didáctico. Nos muestra la situación en “el frente”, principalmente en Pakistán. Pero también la retaguardia, los operadores de los drones, a salvo en un base de Nevada. Chicos jóvenes reclutados, en ocasiones, en convenciones de videojuegos. Como en El juego de Ender, la guerra convertida en un videojuego, con una desconexión casi absoluta entre los actos y las consecuencias. Como ocurría con We come as friends, todo parece ciencia ficción, pero está definiendo la guerra de hoy en día, o quizá deberíamos decir, el terrorismo de estado. Drone se ha llevado el premio de Amnistía Internacional.
Hablando del enfrentamiento con el poder, otra de las películas vistas fue Caricaturistes, que venía de Cannes. La película recorre las experiencias de dibujantes que con sus caricaturas políticas se enfrentan al poder, en diferentes países del mundo. Francia, Israel, Palestina, Venezuela, Rusia... El documental es poco más de lo que acabo de explicar en pocas líneas. Es entretenido, tiene ritmo, y se ve bien, pero no da demasiado qué pensar. Todos los casos son claros en cuanto a la lucha por la libertad de expresión, y la película huye de aspectos más delicados que podrían ser polémicos y dividir al público. Demasiado complaciente.
Por último, L'Abri, un documental sobre un albergue en Suiza para gente sin hogar. La lucha de cada noche por atender a una cantidad de inmigrantes que superan el aforo del refugio. Como curiosidad, diré que hay bastante diálogo en español, no creáis que los españoles van a Suiza solo a esconder su dinero, también van a dormir en la calle. Es un documental bastante construido, casi como una dramatización de ficción. Se obvia la presencia de la cámara, como si no influyera en su entorno. Se hace difícil aceptarla como un documental real, y resulta más una ficción de hechos reales con actores no profesionales.