Los precríticos nos volvemos a juntar este fin de semana para azotarnos con 18 películas sin descanso. Es lo que nos da la vida. Como en la ocasión anterior voy a presentar aquí mis tres elecciones. Después de optar, la última vez, por cine híbrido entre la realidad y ficción, mi intención es llevar ahora cine más ligero, de humor y esta vez sí, bastante reciente.
Precisamente mi apuesta para el "prime time", no se puede calificar como ligera así como así, aunque sea una comedia. A más de uno podría desesperarle por su minimalismo y su ritmo pausado. No será un concepto nuevo para mis compañeros, pues en otra ocasión elegí la anterior película del director, Hitoshi Matsumoto, su ópera prima, Dai Nippon Jin. Sin ser tan redonda como aquella, Symbol vuelve a ser sorprendente y a ratos hilarante. Con muy poco, el genial humorista japonés crea situaciones muy divertidas, e incluso termina con una especie de reflexión o revelación metafísica de lo más pretenciosa. Lo tiene todo, con una mezcla de géneros que sólo puedo calificar de explosiva.
Indie hasta la autoparodia. Y es precisamente esa autoparodia (espero que voluntaria) lo que la hace disfrutable. Emergida de las páginas de un comic de culto, y sin ningún interés en respetar cualquier tipo de convención narrativa o formal, esta película avanza atropellada, entre las referencias más pop, la música garage, el retropixel, las tribus más modernitas de nuestra sociedad y una estética de viñeta de comic sin limitaciones. Para indies y modernos tan convencidos que no se sonrojan, o para aquellos que todavía tienen la perspectiva para reirse de sus propias tonterías.
Y aquí sí que tenemos una película
ligerísima, sin la más mínima pretensión de ser algo más que eso
(un jacuzzi como máquina del tiempo lo dice todo), pero con lecturas
interesantes sobre ese ente fascinante y hortera llamado "los
ochenta".
Heredera o fan acérrima de Regreso
al futuro, sigue alguno de sus pasos (incluida alguna divertida
elección de casting), para recuperar ese universo de los ochenta que
de forma indirecta retrataba aquella película a la perfección,
adoptando no sólo los contenidos sino la forma de una tonta y
divertida película de la época. Al igual que Scott Pilgrim
contra el mundo, todo un acierto de referencias pop y con una
selección de canciones en la banda sonora muy disfrutables. Una
visión de aquellos años tan apasionada como crítica. Acompáñese
de algo para picar y para beber.