Despertarse cuesta cada día más. A primera hora me esperaba Blessed. Es una película correcta, muy vista aunque bien escrita. Nada especial. Otra cosa es la siguiente película, Five minutes of Heaven, por ahora mi película favorita de esta edición del festival. Es novedosa pero también tiene mucho ritmo, dos conceptos que parecían reñidos en el resto de las películas que hemos visto.
Después de comer con Rómulo y con Beiger (y ser pillado desprevenido en el videoblog de Beiger, donde espero aparecer lo mínimo) vienen dos ruedas de prensa seguidas. La primera es la de Five minutes of Heaven, donde se habla esencialmente de política.
Seguido viene Ian McKellen, tenemos buenos sitios, aunque no hay una expectación comparable a los premios Donostia de otros años. Si es verdad que les ha fallado Johnny Depp, se entiende la situación de este año. En todo caso, McKellen es un tipo simpático y un gran actor que siempre enriquece las películas en las que trabaja. Al final se dedica a firmar pacientemente todos los autógrafos.