El director de Déjame entrar, Tomas Alfredson, llegaba a Venecia con no poca responsabilidad: Su nueva película, El topo, debía rendir a la altura de lo que se esperaba de ella, que era mucho. Muchísimo.
La firma de John Le Carré, todo el runrún generado en torno al proyecto y el espectacular reparto británico... todo apuntaba a que el Lido acogía una de las proyecciones clave de la Mostra, este año. Y Alfredson ha cumplido.
La crítica desplazada a Venecia ha salido más que satisfecha, aplaudiendo el trabajo de Alfredson y del reparto en general y con amplias loas para Gary Oldman (protagonista) y para alguno de sus secundarios de lujo, como es el caso de Tom Hardy.
La jornada sirvió para ver lo nuevo de Todd Solondz, Dark horse, que gustó pero que, según alfgunas reseñas, recorre camino ya transitado muchas veces antes por el peculiar director.