Precriticas ha podido estar en Málaga
con Sebastián Cordero, para comentar su película Rabia, que
ha rodado en España. Participa en la sección oficial del festival
de Málaga.
La película es adaptación de un libro
del mismo nombre que está ambientado en argentina. El director ha
trasladado la acción a España y ha querido incorporar un elemento
que no aparece en la novela original, la inmigración. Tal y como nos
cuenta Cordero, en el texto original, el conflicto está planteado
como una lucha de clases, mientras que en la película se traslada a
las diferencias sociales con respecto a los inmigrantes.
Nos explica que la inmensa mayoría de
la inmigración latina en España proviene de Bolivia y Ecuador (este
último, país de procedencia del director). Allí se habla mucho del
tema, según nos cuenta, pero además se ha documentado de diversas
formas. Por un lado, unos amigos suyos habían rodado un documental
sobre el tema que le ha venido muy bien, pero además se reunió con
algunos inmigrantes, fue al retiro y a la casa de campo con sus
actores, etc. En un momento de la película aparece la habitación
del protagonista, compartida, con varias camas y aunque es un
escenario, está recreado según lo que había visto. En todo caso,
no le gusta demasiado que se catalogue a la película pues no encaja
en suspense o thriller, porque tiene elementos variados.
Hay cierto aspecto de terror en su
película, aunque no sea ese el género predominante. Sus principales
referentes son El quimérico inquilino y Repulsión,
porque le interesa no sólo el aspecto de terror sino como se retrata
la locura que crece en los personajes. Así pues, ha jugado a nivel
de cámara y de imagen y sonido con aspectos propios del cine de
terror. Tanto es así que cuando su montador vio las primeras
imágenes dio por hecho que se trataba de una película del género.
Sobre
su relación con el productor, Guillermo del Toro,
asegura que había quedado muy contento con su anterior colaboración
en Crónicas, y que
además era un proyecto, este nuevo, que le podía interesar, por lo
que no hubo ningún problema.
Le
pregunto si debido a su éxito con este y anteriores trabajos está
pensando en saltar a Hollywood. Aclara que no es su meta hacer
carrera en Hollywood, "me gustaría hacer cine en muchas partes del
mundo, si hay un proyecto interesante". Aunque admite que le llama
la capacidad de medios con la que cuentan en Hollywood y que siempre
que pudiera lograr poner su marca autoral al proyecto sí le gustaría
rodar allí. Trabaja con un representante en Los Ángeles que le pasa
proyectos pero todavía no han encontrado el adecuado. De momento
tiene un proyecto pequeño en su país, en Ecuador, que según él,
será mucho más pequeño que Rabia.
Sobre un pueblo al que la marea le deja una sorpresa (en este caso él
ha desvelado más de lo que en Precríticas acostumbramos a contar,
así que lo dejo ahí).
El
concepto de rabia de la película, podría ser aplicable, tal y como
está expuesto, a la rabia contenida de los inmigrantes que sufren
injusticias a diario. Cordero opina que hay parte de eso en la
película, que aunque la rabia del protagonista tiene otras fuentes
relacionadas con su pareja, hay una influencia de la frustración e
impotencia que viven. "La convivencia es factible en este mundo",
dice, y es necesaria. "Si se dan reacciones así es en parte porque
hay ataques de ambos lados".
Por
último, preguntado por la manera en que filma la disposición de la
casa (localización principal), sin dejar claro su configuración
hasta el final, nos habla de una referencia que tuvo en mente:
Mistress, de Barbet
Schroeder, donde los dos pisos que forman el escenario, no se
muestran unidos por un sólo plano hasta el final. Los escenarios
reales de la casa eran importantes para él pues como había
comentado en la rueda de prensa, "la casa se convirtió en un
personaje más".