Empiezo la mañana con Lars Von Trier, y menos mal que estaba de buen humor, pues ha volcado sobre Melancolía toda su faceta más depresiva sobre esta película a caballo entre el drama y la ciencia ficción. Eleva la depresión a niveles planetarios. Antes de la película nos proyectan un simpático mensaje del director en el que una chica desde atrás lo mueve como a un muñeco de ventrílocuo y dice unas palabras en catalán de agradecimiento. Por cierto, buena idea amenizar las esperas con la banda sonora de I.A.
Después de un terrible perrito caliente servido por la ¿camarera? más lenta del planeta en el puestecillo cercano al Auditori, me preparo para la jornada 3D. Primero es el turno de Coppola y su Twixt. Bien avanzada la película aparece un aviso para que el público se ponga las dichosas gafas, sin embargo, la organización nos había instado a ello desde el principio de la película, el resultado es que todo el público hemos hecho el bobo con las gafas más de la mitad de la película perdiéndonos la calidad de los juegos de colores de la película, para descubrir que no eran más que dos escenas las que estaban en 3D. Volviendo a la película, es otra curiosidad del nuevo Coppola juguetón que, al igual que Tetro, habla sobre la creación artística y en definitva, arremete contra los formatos preconcebidos y lo comercial. Y sí, es una historia gótica de vampiros que no está mal.
Nuevamente en 3D el Hara Kiri de Takashi Miike. Al contrario que en su anterior película, 13 Asesinos, aquí luchas de samuráis hay poquitas. De entre todas las películas del director, muchas de acción o terror, me pregunto por qué se ha decantado por esta para incluir el 3D, siendo un drama de gente sentada hablando. No alcanzo a entenderlo. Por lo demás, es bastante redundante. Una historia sobre la doble moral del honor. Sobre el honor de escaparate y sobre el verdadero. Era más para que la hiciera Garci. Y con esto acabo mi pequeña escapada al festival. Vería muchas más películas si tuviera tiempo. Confiemos que muchas de ellas lleguen a salas. ¡Hasta el año que viene!