Era el taxista que llevaba al Serpiente por la carcelaria Manhattan de Rescate en Nueva York. Estuvo también en Doce del patíbulo, y fue uno más del Grupo Salvaje. Y se llevó el Oscar a casa por su participación en Marty.
Su rostro es el de uno de esos grandísimos secundarios de Hollywood, un rostro ancho y capaz, tan propicio para una afabilidad que desarmaba como para cargar las pilas al más pintado con la mirada más peligrosa y furibunda.
Su voz, tan característica, le sirvió para ganarse el pan con colaboraciones de lo más particulares: Un tiempito estuvo el hombre doblando a uno de los personajes de ese celebérrimo fenómeno de masas titulado Bob Esponja.
Ahora, con 95 años nada menos, ha fallecido uno de los grandes clásicos. Descanse en paz.