Ha pasado un aún breve plazo de tiempo desde que Otro verano (Jorge Arenillas, 2013) se lanzase abiertamente al público, tras un paso por festivales que le sirvió para cosechar una buena colección de críticas positivas. Parece un buen momento para hablar con su director, echar la mirada atrás y analizar los resultados de la esforzadísima pelea -toda una carrera de fondo- que supone sacar adelante una película, especialmente una primera película, al margen de la industria.
Precríticas: Con el poco tiempo que de momento ha pasado, ¿qué primer balance haces de ese “cara a cara” con el circuito comercial?
Jorge Arenillas: Todo depende de tus objetivos. Los míos eran que Otro verano fuera una carta de presentación para todos los que participamos en ella, empezando por mí. En ese sentido estoy satisfecho, porque sé que la profesión y el público más cinéfilo han oído hablar de la película. También soy consciente de que, hace solo cinco años, la película hubiera logrado una distribución tradicional y, por tanto, una repercusión mayor; pero mi verdadero objetivo era que Otro verano existiera, que nadie decidiera por mí si esta historia podía rodarse o no. Así que estoy orgulloso de haber llegado con ella hasta el final.
P: Previamente, en festivales, la película tuvo muy buena acogida por parte de la crítica especializada. ¿Ha ayudado esto a la película a nivel comercial, o es un impulso que no es suficiente para pequeñas producciones?
J.A.: Es un bálsamo para el ego, pero no es suficiente para llevar a la gente al cine. Además, hoy en día da un poco igual que tengas buenas críticas, porque todas las películas tienen citas entrecomilladas en sus pósteres y trailers que las hacen parecer mejores de lo que son. Hay que tomarse un segundo para pensar que la palabra “Alucinante”, extractada de una reseña seria, puede que no sea necesariamente un piropo; o que el firmante del texto tal vez no sea un crítico profesional, o que su medio de comunicación pertenece al mismo grupo mediático que ha producido la película. En resumen, hoy en día el valor de una buena crítica se pierde en el marasmo del exceso de información y, con frecuencia, de la tergiversación.
Hemos puesto una página de publicidad de la película en la revista Academia, para optar a los próximos Goya, y me he empeñado en que los extractos de críticas que aparecen en ella tengan por lo menos un párrafo, en lugar de una línea, para que los académicos puedan comprobar que las opiniones son buenas de verdad y no una invención mía.
P: Se habla mucho hoy día de la “democratización” del cine, en referencia a la posibilidad de que cualquiera pueda hacerse con una buena cámara y hacer cine. Sin embargo, ¿puede que paradójicamente los cauces posteriores (los que llevan la película al público) se estén cerrando más que nunca?
J.A.: Ese es el drama de las películas pequeñas. Y por pequeñas, hoy en día, me refiero a todo lo que no sean las veinte superproducciones americanas que se proyectan en todos los multicines de nuestro país. Es que Una bala en la cabeza, de Walter Hill, no se estrenó en ningún cine en el centro de Madrid. ¡Y hablamos de una película protagonizada por Stallone! Y mira el estreno simbólico que ha tenido La cabaña en el bosque. Entonces, ¿qué queda para el cine independiente de verdad?
P: En este mismo sentido, ¿tienes la sensación de que los grandes festivales todavía no se atreven con las pequeñas apuestas?
J.A.: No lo sé. Entiendo que los festivales grandes tienen sus propios motivos para programar o no una película. Uno de ellos es el glamour, que hace falta para alimentar el interés de los periodistas: las cintas pequeñas no tienen nada de eso. Pero es más probable que tu película no llegue a ser considerada porque ha quedado enterrada en una montaña de DVDs.
No obstante, creo que para una película pequeña funcionan mejor los festivales “manejables”, en los que la oferta no es tan abrumadora, porque tu presencia brilla más. En el FANT de Bilbao, por ejemplo, me trataron tan bien como a Park Chan Wook, que presentaba Stoker. Y a veces hace falta que te den un poco de cariño para recomponer tu autoestima y sentirte de verdad director.
P: Respecto a Otro verano y las limitaciones lógicas a las que, como ya has contado en otras entrevistas, tuvisteis que hacer frente, una pregunta típica: ¿Coincides con la máxima de que estas limitaciones potencian la creatividad, o esto es puro romanticismo?
J.A.: ¡Es completamente cierto! Y puedes verlo en la obra de muchos directores, como Sam Raimi o Peter Jackson. ¿Son mejores Oz, un mundo de fantasía y El Hobbit que Posesión infernal y Mal gusto? ¿Dónde se han dejado esos genios la pasión por rodar? Dicho esto, comprendo que nadie quiera pasar penurias durante toda su vida: el cine low-cost es cosa de jóvenes. A nadie le apetece verse con sesenta años rodando en la calle sin permisos y sin cortar el tráfico.
P: ¿Tienes en mente un segundo largometraje? ¿Es una aventura casi tan grande como hacer el primero, tal como está la industria española?
J.A.: En estos momentos es imposible planear tu carrera. Yo sigo escribiendo, generando proyectos, pero no puedo saber si mi segunda película costará cien mil euros o tres millones. Que haré más películas no lo dudo, porque tener vocación es casi una maldición: no puedes escapar de ella. Es la envergadura y la repercusión de esas futuras películas lo que no soy capaz de adivinar.
P: Muchos cineastas jóvenes están saliendo del país: ¿Va a ser esa la solución para la gran mayoría?
J.A.: Sí. Te cansas de oír que lo que haces no vale nada, que no aportas nada a la sociedad y a tu país. Han querido convertir la cultura en una lacra social, y la idea ha arraigado en las cabezas de muchos. Hay que ser muy obtuso para considerar un triunfo político la destrucción de tu propia cultura.
Yo nunca he querido marcharme pero, como a todo el mundo, me gusta comer, pagar las facturas, ir a un concierto de vez en cuando y, quizá, tener hijos más adelante. Así que, llegado el caso, iré donde haya trabajo: Francia, Inglaterra, Sudamérica, Estados Unidos…
'Otro verano' es la opera prima como director de Jorge Arenillas, realizador curtido en el cortometraje y en televisión (Muchachada nui) y co-guionista de 'Películas para no dormir: Adivina quién soy' o 'Invasor'.
Más información sobre la película en: http://www.otroverano.com