Este artículo, lo sé, no es para todo el mundo. Uno debe llevar dentro, muy dentro, una dosis fortísima de amor por John Carpenter y su cine, esa es la necesidad número 1. Sea el Carpenter inspiradísimo de Asalto a la comisaría del distrito 13 o el Carpenter ya apagado de algunas cintas recientes de su filmografía; sea el Carpenter más trabajado en formas y efectos de La cosa o el Carpenter de cartón piedra de 1997: Rescate en Nueva York.
La condición número 2 es un cierto cariño de corte melancólico por aquel sonido tipo Casio con que musicaba sus películas más serie B -qué digo; en realidad, todas-. Y todo ésto aderezado de una tendencia, claro, a disfrutar en sí de ese cine de serie B.
Por lo demás, si se cumple ésto, disfrutar de este artículo es sencillísimo y no depende de mí, sino de ir escuchando una tras otras las diferentes piezas que he escogido, para hacer un repaso de ese otro John Carpenter, el Carpenter compositor. Comencemos:
Acción y espera
Dos son los temas, únicamente, que compone para Asalto a la comisaría del distrito 13, pero son de una brillantez tan tan simple que uno, cuando termina la película, no puede dejar de escucharlos en su cabeza. El primero es el más conocido y puede considerarse el tema principal de la película. El segundo, pieza lenta para los instantes de espera de los personajes entre secuencias de acción, remite a piezas similares de series de los 80 como Corrupción en Miami.
Música en Nueva York
Una de las creaciones maestras de Carpenter, musicalmente, es 1997: Rescate en Nueva York. Su tema principal es pura leyenda, ya, pero es que además toda la película está trufada de instantes electrónicos marca de la casa: sencillos, con ritmos siempre muy repetitivos, llenos de brío y sobre todo de carácter. Siempre siempre, muy eficaces.
La melodía del asesino
Halloween fue un pelotazo para Carpenter y todo su equipo, y su tema principal se ha convertido en una de sus composiciones más célebres, a pesar de que quizá no sea de los mejores que ha escrito. Sí hay que reconocerle su facilidad para quedarse en la memoria, melodía recurrente. Todo un icono de su filmografía.
Ecos en la niebla
La niebla es una película menor en su filmografía pero hiperdisfrutable. Quizá injustamente infravalorada, en su género. Creo que pasa algo parecido con su banda sonora, que utiliza recursos similares a los ya escuchados en Halloween. Eso sí, Carpenter recurre al órgano en algunas piezas para otorgarle ese aura de relato clásico de fantasmas, además de componer un precioso tema de misterio, lento, al piano: Matthew ghost story.
Christine, ¡a todo volumen!
En Christine, teniendo la película que tenemos y el protagonista de cuatro ruedas con el que contaba, estaba claro que la selección de temas conocidos de la época no podía faltar. Pero por encima resalta una banda sonora arrogante, con mucha chulería, echada para adelante, consciente del tipo de película que nos estaban intentando colar: ¡Un coche asesino! Resulta tan evidente que Carpenter lo pasó pipa rodando ciertas partes de la película como, sobre todo, componiendo algunos de los temas musicales. Lo reconozco, sí, está entre mis preferidas, qué narices.
La música de los malditos
Remake innecesario, un reparto claramente mal elegido... Muchas cosas no funcionan en El pueblo de los malditos -que tampoco es tan mala, después de todo- pero no la música. Supo encontrar una letanía que acompaña a los niños malditos que dan título a la película en sus paseos por el pueblo, de casa a la escuela, de la escuela a casa. Mucho carácter, una vez más.
Termino aquí este breve paseo musical. No están todas, lo sé. Quedan fuera algunas cuyas bandas sonoras no me parecieron tan afortunadas (por ejemplo, Golpe en la Pequeña China) o no resultaron tan relevantes o recordadas. En resumen, he preferido exponeros mis preferencias personales y un par que debían estar sí o sí, impacto e importancia histórica obligan. Sea como fuere, espero que hayan sido unos minutos musicales que hayáis disfrutado como Carpenter se merece.