Festival de San Sebastián > Ciclo: La nueva comedia americana.
Dependiendo de tu edad, es posible que hayas visto alguna de las películas de los albóndigas, siendo un crío, y guardes recuerdos desordenados. Lo más probable es que, ya más crecidito, no te haya interesado revisitarlas. La verdad es que has hecho bien, pero centrémonos. Hablamos en concreto de la primera entrega, Los incorregibles Albóndigas (1979) -las secuelas, por cierto, apenas tienen relación, ni comparten equipo- y hablamos de ella porque es uno de los títulos incluidos en la retrospectiva temática del festival de San Sebastián de este año: la nueva comedia americana.
Esta es la película con la que dos
nombres clave de la comedia de los 80 saltaron a la fama: Ivan
Reitman y Bill Murray. El primero había dirigido un par
de películas de serie Z con nombres tan sugerentes como Foxy Lady o Mujeres caníbales, que obviamente no tuvieron una gran
aceptación. Con esta película sin embargo, acertó comercialmente
(prueba de ello es que se realizaran varias secuelas). Murray había
hecho papelitos sin importancia, sobre todo en televisión, y tenía
más importancia por su labor como cómico en el mítico Saturday
Night Live. Aquí por fin es el protagonista absoluto, y se
recrea con su habitual recital de voces y gestos. A partir de aquí,
director y actor volverían a coincidir en El pelotón de los
chiflados y en la exitosa saga de Cazafantasmas.
Están todos los tópicos juveniles del
cine americano: el gordito, el nerd (con su celo blanco en las
gafas), el guaperas y sobre todo, el inadaptado social, que es el
centro del hilo dramático (por llamarlo de alguna manera). Por
supuesto que Reitman no inventa estos personajes, pero se puede decir
que su película tuvo una repercusión clara en el género,
especialmente durante los 80 (La revancha de los novatos y otras
muchas películas similares, incluidas, por supuesto, las secuelas de
los albóndigas). Hay que decir, que dentro de estos clichés de
adolescentes, la película de Reitman es más entrañable, más
light, obviando en gran parte el aspecto más oscuro y detestable de
las diferencias de estatus en los jóvenes.
Sorprende cierta ambigüedad en cuanto
al público al que va dirgido, algo que en el cine de Hollywood de
hoy en día sería más difícil encontrar. Por un lado, chistes
picantes para adolescentes mayorcitos, y toda la habitual lucha
por perder la virginidad, tan típico de estas películas. Por otra
parte, tenemos un humor slapstick muy primario, de caídas, manchas y
bromas; que parece dirigido a los más pequeños, unido a la canción,
de chavalería animada, que escuhamos al comienzo y al cierre: are
you ready for the summer?
La película funciona, a lo sumo, como muestra histórica de la juventud de una época. Como un humor distinto, más ingenuo, tanto que se permite mezclar el humor blanco con las salidas de tono. Tan ingenuo que no tiene miedo de tratar la negligencia y las bromas pesadas como algo simpático. Un cine mucho más libre que el actual. Pero también es tontorrón, con un humor fácil y unos clichés demasiado simplones. Una comedia relevante, que anticipa muchas de las maneras que van a triunfar en los ochenta. Aún sin refinar, se puede ver que Reitman aún no ha dado con la canción de pop desenfadado que pegará fuerte en Cazafantasmas, aunque se nota que ya va en camino con esta: