Los 'leit motiv' del Mal

El leit motiv es un recurso no de génesis cinematográfica contra lo que popularmente se piensa. Tiene muchos años más, creedme. La ópera es el jardín de infancia de un recurso que por lo tanto tiene siglos a sus espaldas. Pero es cierto, el Cine lo ha explotado, en ocasiones hasta el cliché. Afortunadamente siempre ha habido grandes firmas que han sabido hacer de él uso justo, brillante, ingenioso.

Si os parece, recuperando el modus operandi de anteriores especiales firmados por un servidor, y siempre y cuando contéis con usuario en Spotify para ir escuchando cada propuesta, me limito a escoger 6 ejemplos claros y de sobresaliente, de inicial en mayúscula, para dar una escuchada a varios casos que sirven de ejemplo y paradigma. Además del disfrute que suponen, por supuesto. Arrancamos abriendo la lista en Spotify, ¡vamos allá!

Psicosis

Hablando de paradigmas o mayúsculas, vamos con las celebérrimas cuchilladas sonoras de Bernard Herrmann. No es sólo el acierto como tal, el monumental aporte a la secuencia del asesinato en la ducha (probad a ver la escena sin sonido y la sensación de éxito y mérito se magnifica) si no que esos estridentes y violentos agudos de cuerda se convierten en la sombra y eco de cada aparición de Norman Bates cuando, efectivamente, está disfrazado como su madre. Absolutamente siempre. Un leit motiv en todo su significado.

Tiburón

Quizá Tiburón sea el empleo más honesto del recurso del leit motiv aplicado a la figura del mal, o de un villano (si podemos calificar como "villano" al tiburón -permítaseme la licencia). No descubro nada al hablar de la música de John Williams, ese ritmo que crece y acelera según el escualo se va acercando (y con él la imagen, en plano subjetivo) a su víctima. Pero quiero llamar la atención sobre una escena en concreto: En uno de los momentos de pánico playero, la amenazadora aleta resulta ser un juguete en manos de dos niños que simplemente querían gastar una broma macabra. Es la única escena de terror y suspense en la playa en la que Spielberg y Williams no usan la célebre música marca de la casa. La única. ¡Máxima honestidad por su parte!

El Caballero Oscuro

Traducción literal. ¿Qué es el Joker más que el agente del caos? Él mismo lo verbaliza: Un perro enloquecido que corre detrás de los coches sin saber exactamente qué hará cuando les dé alcance. Hans Zimmer traza una traducción musical, convirtiendo los rítmicos (y en ocasiones excesivos) pasajes habituales de la trilogía en puro caos eléctrico en cada aparición del Joker. Para ello secuencia y mezcla todo tipo de sonidos (tanto electrónicos como modificaciones de instrumentos reales como violoncellos) para terminar consiguiendo, paradójicamente, un resultado muy eléctrico. Una música hecha para ver incendiar el mundo.

Star Wars

Un mito: El famoso Tema de Darth Vader acabó funcionando como tal pero, realmente, no lo era. Hablo de la Marcha Imperial, claro. Si alguien no se fía, un reto: Ved por enésima vez el Episodio IV y a ver si lo escucháis en las apariciones de mister Vader. Sin embargo, a partir del Episodio V Lucas y sus acólitos comienzan a hacer uso de este tema musical a modo de purísimo leit motiv, con tanta potencia, con tanta eficacia, que ha acabado por convertirse en una de las grandes referencias de la Historia del Cine.

Los intocables

Un caso extraño pero que traigo aquí porque, después de todo, no todos estos leit motiv están ahí para subrayar el peligro, o el terror, o la maldad. En este caso, Morricone aporta opulencia rancia y hortera al Capone utilizado por De Palma en Los intocables, con el rostro de De Niro. Especialmente en todas sus primeras apariciones en escena, el mafioso italiano por excelencia aparece rodeado de champán, guardaespaldas forrados de Armani, papel pintado, humo de habanos, lujo y exceso. Recojan esos elementos y conviértanlos en música. Ahí lo tienen, la marca musical del rey de Chicago.

Hasta que llegó su hora

Aquí me voy a dar un capricho. El Hombre de la Armónica, por mucho que Leone en inicio juegue a cierta ambigüedad, no es un villano. Su objetivo es asesinar y, de hecho, nadie se fía de él en un inicio; pero finalmente descubrimos que es, al menos, tan íntegro como cualquiera de los demás personajes. También descubrimos que toca cuando debe hablar, y habla cuando debe tocar. Así le define Cheyenne, otro de los perros viejos que pueblan el universo de Leone.

El mérito es en parte suyo, pero en gran parte también de Morricone. Esa disonante armónica, que funciona a modo de aviso: Estoy aquí, da igual que desenfundes, rápido o no, prepárate a morir. Sus apariciones, con el rostro feo y curtido de un joven Charles Bronson, vienen siempre con ese previo aviso, mal soplado y desafinado. Pero muy bien mal soplado, y muy bien desafinado