Maestro que mejora a maestro


29 de Marzo de 2014
por David RL

Atención: Este texto contiene spoilers

GBH

Durante el breve pero intenso disfrute que supone el visionado de El Gran Hotel Budapest, la última delicia de Wes Anderson, sonreí divertido al reconocer el guiño que el director hacía a una de las escenas más famosas de Cortina rasgada, uno de esos Hitchcocks no excesivamente bien valorados.

Hablo, por supuesto, de la famosa escena en el museo en la que el físico nuclear Michael Armstrong (Paul Newman) era perseguido por Gromek, perro de presa puesto por los alemanes -en teoría- para su protección o, más ciertamente, para su vigilancia.

Hitchcock creó una secuencia que ha pasado al imaginario colectivo (como varias en esa película, por cierto) amparándose en gran parte en el persistente y amenazante sonido de los pasos de Gromek, sólidos, graves, conscientes de su eco y, siempre, más lentos que los pasos nerviosos de Armstrong, asustado, sin saber muy bien por qué siguiente galería del museo podrá salir.

Anderson reproduce la secuencia en El Gran Hotel Budapest, ahora con Willem Dafoe como amenazante perseguidor (mejor/peor rostro para personificar esa amenaza, imposible) y Jeff Goldblum como objetivo. El guiño, de por sí, como recurso, casa como un guante con el espíritu de la película, que ante todo es un divertimento montado sobre decenas de referencias, tanto fílmicas como literarias.

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Pero, además, el director de Moonrise Kingdom se permite corregir a Hitchcock: ¿Por qué Armstrong conseguía huir de Gromek? ¿Por qué Jopling sí va a dar caza a Kovacs, en cambio? Pues porque si el sentido de la escena y la actitud de los personajes se marca por el elemento sonoro, por el eco de las pisadas… cualquier matón inteligente que de verdad quiera dar caza a su víctima, llegado el caso, haría lo que resulta evidente: descalzarse y terminar la cacería pisando en calcetines.

Así, Kovacs -cuando llega ya a la puerta trasera y cree haber huído- no puede escuchar tras él ni un solo paso. Pero Jopling ya está ahí. La puerta se cierra y los dedos amputados de una de las manos de Kovacs caen al suelo en un instante llamativamente violento, en una película por lo demás tan limpia y placentera.

Kovacs no podrá seguir paseando por Europa, como sí lo hace Armstrong en Cortina rasgada. Y el espectador, que sonreía ufano tras haber reconocido la referencia, termina la escena boquiabierto ante ese brusco final. Golpe de maestro. 

GBH




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Carátula de la película El Gran Hotel Budapest

El Gran Hotel Budapest

 (The Grand Budapest Hotel)
5/5
Director: Wes Anderson
Actores:
Saoirse Ronan
Ralph Fiennes
Edward Norton
Léa Seydoux
 
Tags: Wes Anderson, Alfred Hitchcock



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