Mi último día, aunque el festival
continúa. A primera hora veo la película de Medem,
Habitación en Roma, que me deja un poco frío. A ver si Medem
saca adelante ese proyecto de Pericles y Aspasia que me
interesa mucho más. En todo caso, tengo la suerte de poder reunirme
con el director, eso sí, con otros siete periodistas, en lo alto del
hotel AC. La verdad es que es un tipo que transmite una gran
serenidad. La entrevista ha sido agradable y tranquila, Medem habla
muy bajito y con calma. En todo caso, salvo estos dos últimos
títulos, un gran director.
En el contexto de las actividades
paralelas del festival de Málaga, se organiza cada día un
concierto, o dos. El de hoy era sin duda el más interesante y tenía
claro que no me lo iba a perder: Delafé y las flores azules (ahora sin Facto). Como hacen siempre, animan al personal en poco
tiempo, sin necesidad de teloneros ni efectismos. Parece que quieren
conseguir la canción del verano, de un modo bastante poco sutil. Por
lo demás un gran grupo que recomiendo a todos.
Para terminar, antes de iniciar el
viaje de regreso, una película de despedida, de la sección
Zonazine: Sol negro. Torpe y pretenciosa, el director quiere ser Iñarritu, a veces Rosales. Sobre todo poca profundidad de campo y primeros planos mareantes. Tiempos muertos (de trama y de montaje) y unos personajes forzados con actores no demasiado finos. No es gran cosa como despedida.
Escribo esto desde el autobús, ya de vuelta, ha sido una buena experiencia que repetiría. El nivel del cine español que se ha mostrado este año no es demasiado esperanzador. Dos buenas películas, Io, Don Giovanni y Bon Appetit. El resto no llega al nivel. Y esto ha sido todo, a falta de colgar el palmarés. ¡Hasta el próximo viaje!