Hemos visto cientos de documentales y reportajes avisándonos de los males del mundo. Hemos leído artículos, hasta hemos visto un montón de ciencia ficción apocalíptica que nos quiere advertir sobre los grandes males de un futuro cercano. Un futuro que empieza mañana. El cambio climático, el agotamiento de los recursos, la crisis. Uno termina un poco más deprimido después de cada uno. Concienciado, quizás, pero desanimado también. Lo que no es tan habitual es lo que hacen aquí Mélanie Laurent y sus compañeros: un documental constructivo que ofrece soluciones reales al alcance de la gente.
Se centra en varios grandes bloques, que suponen algunos de los temas cruciales para nuestro futuro más cercano. Agricultura, educación, economía… Temas que pueden quedarnos muy grandes, a primera vista, que en otros documentales resultan asfixiantes. Aquí se centran en lo que se puede hacer desde ya, en tu casa, en tu barrio, en tu trabajo. La clave para que todo este derroche de optimismo resulte creíble, está en que se centran en lo que ya se está haciendo. Recorren el planeta buscando a personas, grupos, ciudades, que han encontrado soluciones para mejorar las cosas. Ya. Y funcionan. Desde lo más pequeño, una pequeña granja familiar; hasta ejemplos nacionales, como la probada eficacia del sistema educativo finlandés.
El documental está excelentemente estructurado, y cohesiona bien los diferentes bloques. A veces, porque los aspectos de un bloque afectan necesariamente a los de los demás. Pero también buscando una relación de ideas que sirve como metáfora para entender algunos conceptos. Por ejemplo, el de la suma de la variedad, donde hay una equivalencia metafórica entre la pequeña agricultura y los pequeños sistemas de moneda secundaria. Le pesa un poco el tono neohippie, happy flower, que puede llevar a parte del público a un escepticismo que, por otro lado, espera combatir con hechos. Su banda sonora alegre es parte de la esencia motivadora y positivista que le da personalidad, aunque quizá con un barniz demasiado indie que puede espantar a parte del público al que quiere conquistar. Porque está claro que esta obra tiene una profunda intención de transmitir su mensaje al mayor número de espectadores posible.
Como decía, Mañana habla de muchos temas, pero por capitales que estos sean, hay una idea que resume todo: la emancipación ciudadana. Lo que define nuestro mañana es que la ciudadanía tiene ya las herramientas para organizarse y solucionar los problemas sin necesidad de reducirlo a un voto para un partido político. La capacidad creciente de enfrentarnos a los problemas de un modo horizontal y diverso, y al mismo tiempo, la responsabilidad que nos impide desentendernos. Mañana es un documental que te carga las pilas y que te deja bien claro que la pelota está en tu tejado. Movemos nosotros.